domingo, julio 26, 2009

¿Qué pasa con la pelota?


Mi gata tiene la manía (o a lo mejor enseñanza) de recoger una pelota de papel, tomarla con su hocico y traerla al lugar donde estoy para que se la vuelva a lanzar. El juego del ‘tira y regresa’ ya es cotidiano en nuestra rutina diaria y se transforma en el escape más próximo para salir del fastidio diario. De tanta repetición, ella misma se da cuenta de la monotonía del juego y para sorprenderme oculta la pelota detrás de un sillón, o de un mueble o incluso a veces se echa encima de ella para cortar la ilusión; intenta distraerme del repetitivo juego que me cansa para regresar diez minutos más tarde con el mismo ovillo de papel.
A lo mejor la vida es eso. Todos esperamos atentos que ‘esa pelota’ se eleve por los cielos escapándose de las manos de ESE dueño y así viaje en un rumbo vigilado por nuestras expectativas. A lo mejor cae a nuestro lado, pero eso no sería interesante ¿cierto?. A lo mejor se esconde debajo de esa cama que espera otra ocupación que sólo ser la moradora de sueños. A lo mejor se esconde detrás de una pareja que pronuncia el amor sin siquiera saber qué significa. A lo mejor desciende con las ideas de un progreso personal, o simplemente nunca llega a mí para tomarla y relanzarla con ironía.
La verdad es que yo no entiendo como mi gata tiene la paciencia para esperar que esa pelota se eleve todos los días por el departamento como si fuera hecha de un papel nuevo; como si fuera lanzada por otra persona. A lo mejor, lo que debo igualar es su actitud de esperar que sólo llegue esa distracción elemental en nuestras vidas con un gesto más amable.