
¿Quieres saber quién soy? Mmm, te confieso en cien palabras lo que no me gusta para que nunca nos topemos con esa incomodidad.
Maldigo en silencio cuando me rozan el cuerpo en la fila del banco o detener mis pasos para saludar a gente que no recuerdo. Rechazo los gritos y cualquier mirada sin intención. Odio las manos torpes sobre mi curva imperfecta, los besos secos pasar por mi piel, los movimientos de cadera inconclusos y la disculpa sombría frente a la incomodidad. Detesto que mi cuerpo sea tan evidente ante tu presencia, saltarme tus sonrisas conciliadoras y respirar un día sin saber de ti. Pero, por sobre todo, me carga que tus labios pronuncien preguntas justo cuando mi piel les exige atención.