Como mi ánimo por estos días está “de peluche” escribiré algo que me recuerdan puros momentos gratos.
No sé qué se extraña más, si los días de colegio o los días de universidad. Me podrán decir que son etapas distintas, que ni juntan ni pegan; pero la verdad es que siempre hay una preferida. Sin buscar mucho en el baúl, debo decir que el colegio. Aaaahhh, esos días de pellejerías, de búsquedas, de inocencias… ¿inocencias? No, de eso no.
Debo partir recordando a mi “amigui”, con la cual ni para ir al baño nos separábamos, pero que ahora ni para ir a votar la veo (de paso le mando saludos a
Y qué decir de esas memorables mentiras que les dije a mis viejos para salir. “No papá, si yo me voy a la casa de
¿Y la fiesta de los quince? ¡Ese sí que es tema!. Regatear por semanas para lograr el permiso de la hora, pero terminar por conseguir que fuera hasta las 3 me dejó en deuda un promedio 6,5 en matemáticas!!!. Claro, aunque la cerveza estaba fuera de discusión, igual la mente de mis compañeros era tan especial que supo pasar la revisión de aeropuerto que hacían mis viejos en la entrada.
O los aniversarios de colegio, cuando se establecían alianzas y nosotros (mi curso) siempre buscábamos quedar en el color rojo. Porque en ese entonces no había nada de temas especiales como súper héroes, o décadas, o cualquier estupidez. No, nosotros éramos simple y llanamente un color (nótese el dejo político del asunto). Y como cada año se elegía una reina, cada año se veía truncado mi sueño de recibir la corona. Porque siempre llegaba la confabulación, la envidia, la compra de votos… sí señores!, yo nunca fui reina por el sobre debajo de la mesa!! Pero bueno… en todo caso no lo quería tanto! (snif, snif; permiso, voy a sacar un pañuelo)
Y cómo todo proceso llega a su final, también nos llegó nuestra licenciatura. Día infernal de lloriqueo y de abrazos, de buenas intenciones y de los mejores deseos. De la ida a la peluquería, de la compra del mejor vestido, de sacarse fotos miles, de bailar descalzos y por sobre todo de despedir una era y saludar otra… peor!